Varios medios de comunicación se han hecho eco (News.com, Reuters UK, MobileCrunch) de unas declaraciones del jefe de investigación de F-Secure, Mikko Hypponen, durante el pasado Mobile World Congress de Barcelona. En ellas alertaba del peligro que una plataforma abierta como Android puede suponer para la seguridad de los dispositivos móviles. Traduzco:

Si Android se convierte en una plataforma totalmente abierta… y cuando una plataforma así se vuelve más común, los riesgos son más grandes que con las actuales plataformas reina como Symbian.

En el mismo evento McAfee presentó un estudio realizado a dos mil usuarios de telefonía móvil, según el cual tres de cada cuatro usuarios estaban preocupados por la seguridad de los nuevos servicios móviles, y uno de cada siete había sufrido un virus para móviles o conocía a alguien que lo había hecho. Su vicepresidente, Victor Kouznetsov, declaró:

Los miedos de los consumidores crecen a la vez que se incrementan las funcionalidades móviles.

No he podido evitar pensar en el paralelismo existente entre este discurso y el tipo de mensaje, cada vez más habitual en Europa y Estados Unidos, que algunos políticos utilizan para hablar de terrorismo y delincuencia. Dicho mensaje se resume más o menos así: las sociedades libres están cada vez más amenazadas por peligros externos, y es responsabilidad de los líderes de dichas estas sociedades hacer todo lo que sea necesario para protegerlas. Consecuencia: el abandono de la libertad como valor irrenunciable de la sociedad en favor de la seguridad. Libertad y seguridad son valores que se oponen, al menos en este ámbito, y al menos mientras confiemos en que los que restringen nuestra libertad lo hacen por nuestra seguridad. Y por lo que parece no hay límite a la cantidad de libertad que estamos dispuestos a cambiar por (supuesta) seguridad.

Esta oposición libertad-seguridad puede que exista en la sociedad civil, pero no hay ningún motivo para pensar que exista en el mundo tecnológico. En este las opciones libres se han caracterizado hasta ahora por ser tanto o más seguras que las opciones restrictivas. Si los problemas de seguridad existentes en Linux son inferiores a aquellos existentes en Windows, ¿qué lleva a F-Secure y a McAfee a pensar que Android será más vulnerable a virus y troyanos que Symbian?

Para ser honesto, el paralelismo Linux vs. Windows con Android vs. Symbian no es total. La diferencia entre Android y Symbian no es que el código fuente de uno sea abierto y el otro no, o que uno sea gratis y otro de pago. La diferencia fundamental es que Android será una plataforma sobre la que programar y desarrollar servicios libremente, que espera tener una comunidad de desarrolladores que aporte aplicaciones de calidad de forma similar a lo que ocurre en el mundo GNU/Linux. Symbian, por otro lado, pone impedimentos a que las aplicaciones de la comunidad libre (e incluso de programadores profesionales pero con recursos limitados) se extiendan entre sus dispositivos, utilizando un sistema de firma de aplicaciones caro y complicado. El razonamiento detrás de esta estrategia es: si es difícil que cualquiera desarrolle una aplicación para Symbian, entonces es difícil que alguien introduzca un virus o un troyano en los dispositivos Symbian.

Se me ocurren algunas objeciones a este planteamiento. La percepción del teléfono móvil como aparato que sirve básicamente para hablar por teléfono probablemente tenga los días contados. Algunas aplicaciones se han ido añadiendo de forma natural, como el envío de mensajes y la capacidad para sacar fotos, de forma que consideramos los SMS como algo propio del teléfono móvil y hablamos de la cámara del móvil como un añadido natural a este dispositivo. Sin embargo el futuro parece pasar más bien por un dispositivo portátil que vaya incorporando cada vez más funciones; algunas, como el GPS, parecen estar haciéndose ya un hueco en los dispositivos de gama alta; otras, como la televisión, ya son perfectamente comunes en Japón, mercado que nos lleva algunos años de adelanto. Con estas expectativas, una plataforma capaz de atraer todo tipo de servicios innovadores, permitiendo que sea la demanda de los usuarios la que decida qué servicios triunfan, presenta más posibilidades de supervivencia a largo plazo que otra que limite la capacidad de innovación.

Apple ha intentado hacer del iPhone un dispositivo cerrado y ha sido víctima del éxito de su producto: inmediatamente han aparecido parches para abrir el sistema, parches que pese a suponer cierto riesgo de inutilizar el aparato han tenido un uso masivo. Esta situación de dispositivo “cerrado pero no” es la que más fácil se lo pone a potenciales creadores de malware. En cuanto a Nokia, la situación no es mucho mejor: las posibilidades de la plataforma S60 quedan ocultas tras las complicaciones del proceso de firma de aplicaciones, pese a que programadores como Samir han mostrado que los usuarios están dispuestos ha emplear tiempo y esfuerzo a cambio de un poco de innovación en sus móviles.

¿Triunfará la plataforma Android? Eso nadie lo sabe aún. El mercado de la telefonía móvil es muy dinámico y complejo, y ni todo el respaldo de Google puede garantizar el éxito de algo que va a necesitar el apoyo de los fabricantes de dispositivos, las operadoras de telefonía, los desarrolladores de software y, por supuesto, los usuarios. Sin embargo, una cosa sí tengo clara: ser una plataforma abierta jugará en su favor.